Un año más, nos hemos acercado este otoño a la maravillosa costa de Jaizkibel-Ulia para realizar el seguimiento de su estado ecológico participando en el programa AZTERKOSTA impulsado por el Gobierno Vasco.
Adaptación del proyecto europeo COASTWATCH que se desarrolla en zonas de especial conservación integradas en la Red Natura 2000 con el que se busca dar a conocer y establecer una vinculación de las personas con el medio ambiente que les rodea, estudiando de forma activa y experimental el ecosistema costero.
En los 20 años que el equipo MATER lleva custodiando este trozo del litoral vasco, hemos sido testigos de su evolución y cambios en el paisaje. La imagen inolvidable causada por el trágico accidente medioambiental del Prestige en el 2002 que tiñó de negro la piedra arenisca protagonista de este ecosistema y afectó a miles de aves y otros animales marinos. Afortunadamente, las manchas de galipot fueron retiradas por barcos, servicios de limpieza y cientos de personas voluntarias, aunque hoy en día todavía encontramos manchas solidificadas e incrustadas en las rocas, que ya son parte de ella, como un tatuaje.
En los años posteriores, hemos visto los impactos causados por otros problemas ambientales más recientes. Debido al aumento de los días soleados en Euskadi como consecuencia del cambio climático, la presencia de algas está variando, algunas tan esenciales para el ecosistema marino vasco como el alga roja Gelidium corneum están muriendo y otras algas de climas más calientes ocupan su lugar. La invasión global de las basuras marinas y microplásticos también está presente en nuestro litoral y gracias a los análisis de la tipología de residuos que hemos llevado a cabo, sabemos que las calas Alabortza y Azabaratza son puntos negros de acumulación de basura marina.
En este ejercicio, comenzamos el análisis de la costa de oeste a este de Ulia-Jaizkibel, visitando la cala Murguita y Alabortza en octubre, continuando con Azabaratza en noviembre y concluyendo en la parte más oriental de Jaizkibel con las visitas a las calas Erentzin, Artzu y Asturiaga en diciembre. En cada uno de los puntos, los parámetros de la calidad del agua medidos han sido positivos excepto la abundancia de bacterias coliformes que han dado valores más altos de los aceptados, debido seguramente a la proximidad de la localidad de Pasaia y a los emisarios de aguas de las depuradoras cercanas. Al realizar la identificación de especies de fauna y flora gracias a la guía sobre la Biodiversidad Costera de Jaizkibel-Ulia, hemos observado moluscos (lapas, ostras…), crustáceos (cangrejos corredores, bellotas de mar…) y algas verdes y rojas en las piedras bañadas por el mar. un poco más arriba los fuertes hinojos marinos, brezos y otras plantas que soportan las duras condiciones de viento y salitre, y por último en el cielo, las gaviotas patiamarillas y cormoranes bailan conjuntamente con los grandes buitres leonados.
En cuanto a los más de 150 kg de basura marina retirada y analizada en este año hay que recalcar la gran acumulación de poliespán, boyas y chancletas que encontramos en Azabaratza, los 60kg de redes, cabos y botellas que retiramos en Erentzin y las piezas de vidrio enterradas en la arena y bolsas y envoltorios de chucherías que recogimos en Alabortza.
En la edición de este otoño nos han acompañado 67 personas a las calas Murgita, Alabortza, Azabaratza, Artzu, Asturiaga y Erentzin y hemos contado con la colaboración del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco y entidades amigas como Surfrider, Rezikla-Birziklatu y Darkum Elkartea a las que queremos agradecer de corazón su apoyo e implicación que siempre nos enriquecen. Tras la actividad de Azabaratza, el equipo de voluntariado de basuras marinas de MATER quiso exponer en Pasaia los miles de objetos del eterno plástico que se subieron de este recóndito punto negro, mezclando arte y sensibilización en una sesión de cocreación que dio como fruto una exposición en el punto de sensibilización ambiental en Torreko Plaza.
Este maravilloso proyecto, nos brinda la oportunidad de cuidar este rincón costero que tanto amamos la tripulación de MATER poniendo en práctica nuestro lema “Conocer para amar, amar para conservar”. Las personas participantes descubren muchos por primera vez, los tesoros geológicos en forma de rocas milenarias de formas únicas y de especies majestuosas como la Armeria euscadiensis o cormoranes moñudos, y es que no es difícil quedarse maravillada y enamorada cuando ¡sabes qué mirar!. A través de la ciencia ciudadana, son protagonistas de la toma de datos de la calidad del agua, las especies y las basuras marinas que se recogen, aplicándose en su cuidado y llevándose un recuerdo mágico que nunca olvidarán.
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