Queremos presentaros a Olaia García, responsable de museo de MATER desde hace más de dos años. La andoaindarra es científica y educadora ambiental y la esencia de las actividades que realizamos a bordo del museo. Su compromiso por la conservación del medio ambiente y la biodiversidad se trasladan a cada una de las actividades que dinamiza a bordo. Pero será mejor que le demos la palabra a ella. Reproduce el video o lee la entrevista para conocerla.
¿Qué te llevó a trabajar en MATER?
Desde pequeña he sentido que estamos en deuda con la naturaleza y que le debemos respeto, mucho más del que le tenemos hoy en día. Y es por eso por lo que siempre he tratado que cada una de mis acciones fueran coherentes con este respeto a la naturaleza.
¿Cómo es tu día a día en MATER?
Cada día en MATER es muy diferente. Podemos empezar el día aquí en MATER con 90 alumnos y alumnas realizando una visita ecoactiva, o en la playa analizando microplásticos… En Jaizkibel avistando la biodiversidad… o casi en cualquier lado. Casi que me es imposible describir un día en MATER.
¿Cuáles son los desafíos únicos de enseñar sobre medio ambiente desde el punto de vista de la mar?
En un principio no identifico grandes retos en educar sobre la mar, porque es algo muy atractivo.
Es algo desconocido, que no es el hábitat de la especie humana y por eso mismo es atractivo para muchas personas que vienen a visitarnos, a participar en talleres o a navegar en MATER atraidxs por la magia del mar. Pero a su vez, cuando buscamos un cambio en los hábitos cotidianos de cuidado del mar respecto a las basuras marinas, la crisis climática… La situación se complica, porque no todo el mundo vive en constante conexión con la mar.
El día a día nos acaba absorbiendo y nos es difícil recordar aquello que aprendimos visitando MATER.
¿Es consciente la sociedad de los retos a los que se enfrenta el planeta?
Creo que cada vez somos más conscientes, tenemos más información, sabemos más… Pero no queremos ver. Nos es más fácil mirar hacia otro lado y pensar que en corto-medio plazo no sufriremos problemas graves con la salud del planeta y la nuestra propia. Esto es lo que dificulta la concienciación.
¿Cómo crees que podemos inculcar el amor por la naturaleza en la sociedad?
Creo que la única manera para que la sociedad ame la naturaleza es generar la consciencia de que somos parte de ella. Estamos totalmente desconectadxs de ella, de las demás especies y debemos reconectar. Sentirnos iguales a las demás especies, porque nos son imprescindibles para vivir saludablemente y en equilibrio.
¿Cómo ves la relación de lxs niñxs con la naturaleza?
Lxs niñxs de hoy en día, habiéndose criado en la sociedad en la qué vivimos los vemos realmente desconectados. Ni han nacido ni se han criado en la naturaleza y muchos ni siquiera pasan su poco tiempo libre en ella. Esto es reflejo de la sociedad que vivimos y está en nuestras manos darle la vuelta.
¿Qué te aporta estar en contacto con tantas personas a bordo?
Mil cosas! Según con quien esté: niños, adultos, asociaciones de personas mayores de tierra adentro… o personas de religiones diferentes. Cada unx tiene su propia manera de ver el mundo y sus problemas.
¿Recuerdas alguna anécdota singular?
Son muchísimas las anécdotas que acumulamos en MATER. Pero recuerdo con especial cariño una navegación por los acantilados de Jaizkibel, en la que navegamos con mujeres migrantes que viven en Gipuzkoa. En este sentido, MATER más allá de ser un centro de educación ambiental, es un espacio seguro en el que poner sobre la mesa y trabajar las preocupaciones. Un espacio en el que darle un nuevo rumbo al planeta en comunidad, porque todas las personas debemos unirnos para ello.
En aquella ocasión navegando, durante las explicaciones sobre Jaizkibel, varias mujeres palestinas nos dieron a conocer su situación y su punto de vista sobre el planeta para terminar alzando la voz con un abrumador y emotivo grito clásico.
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