Nuestra asociación  Itsas Gela – Aula del Mar ha cumplido  estos días dos décadas desde que se constituyó.  20 años ya desde que un grupo de amigos,  apasionados, entusiastas, enamorados del mar y su pueblo natal, Pasaia, juntaran esfuerzos para  mostrar la importancia  del mar y su cultura. 

No en vano esta cuadrilla de amigos sanjuandarras se había criado en un Pasaia donde la mar reinaba por su abundancia: el puerto, el bacalao, la interminable hilera de barcos abarloados… ¡La ciudad del Dólar!  En aquella época de los años 60 a la mar se le rendía pleitesía. La mar ofrecía a aquellos niños un escenario único de aventura sin fin, una constante aliada de  alicientes y motivadoras experiencias donde  fácilmente encontraban motivos para quererla y cuidarla. Y así,  inundadas sus raíces de salitre, esos niños se convirtieron en hombres, marinos o deportistas con gran respeto y admiración a esa mar y  quisieron compartir ese privilegio para que las futuras generaciones también pudieran disfrutarla. Y  así nació nuestra entidad, con el deseo de seguir viviendo del mar pero de una forma sostenible. Este valiente grupo promotor supo poner en marcha una ilusión con gran esfuerzo y dejar, en forma de bonitera tradicional, un legado para inundar hasta al más terrícola de pura pasión por la mar: un barco, una memoria, una naturaleza viva…ingredientes más que suficientes para crear en comunidad algo nuevo. Y así, ahora ya con tripulación renovada, hemos ido desarrollándonos, creciendo, adaptándonos a los nuevos tiempos y necesidades: primero, como barco-museo, herramienta para conocer, amar y conservar nuestro entorno más cercano de una forma amena y accesible a distintos públicos y a distintas colaboraciones; después, como centro ecoactivo, herramienta de unión y transformación para impulsar un movimiento que ofrezca esperanza para reconectarnos con la naturaleza centrándonos en hacer protagonistas a las personas del cuidado de su entorno.

Pese a nuestra naturaleza extraña, no nos faltan reconocimientos a nuestra osadía. Después de ser vistos durante mucho tiempo como una entidad con propósitos y haceres “raros”, encontrarnos puertas cerradas, zancadillas y demás platos de mal gusto, gracias a nuestra cabezonería ya recogemos frutos en el camino: premios a nivel nacional como el ODS14 de sensibilización marina o Tierra de Mujeres  de acción ejemplar a favor del medioambiente; proyectos avalados como “mejores prácticas” a nivel internacional: o sellos que reconocen nuestro bien hacer como el “Código Ético” y el “Compromiso de Calidad Turística” .

Y es que a nuestra entidad si algo la define es su carácter emprendedor. Nos va la marcha, está claro. Queremos ser partícipes de la construcción de un nuevo rumbo donde el respeto y el cuidado a aquello que nos da la vida esté en el centro.  La mar, lo sabemos, es fuente de vida. Y es por eso que seguimos deseando contagiar nuestra pasión para que más y más personas y entidades  formen parte de nuestra comunidad y tripulación,  aportando nuevas ideas, proyectos e iniciativas que ayuden a vislumbrar nuevos futuros esperanzadores y en el que todo el mundo tenga cabida. Todo un reto que afrontamos con responsabilidad y compromiso. Estamos aquí, es nuestro deber intentarlo.

Hoy al mando del timón, no puedo más que darte las gracias aita, por ese tesón que supiste transmitir en esos difíciles comienzos de nuestra entidad y que han supuesto los cimientos y el alma que nos define.  Milesker sanjuandarra.

Izaskun Suberbiola Garbizu