31 añazos ya, surcando los mares, cuidando nuestra mar, creando una tripulación más y más grande para cambiar el rumbo del planeta…

Atrás quedan ya esos años pesqueros, con puerto base en Getaria, pescando sardinas, chicharros, verdeles, anchoas y la estrella, bonito del norte durante las largas mareas de verano. La familia Etxegoien, te creó y cuidó durante más de 12 años. Eras una más de la familia. En esa época en Getaria te piropeaban por tus formas, vaya popa! Y es que fuiste la última gran bonitera vasca en construirse en madera con 33 metros de eslora de maderas nobles de roble y elondo. Tu popa redondeada, el arrufo de tu figura y ese abanico de proa ya no se ve en ningún lado. Un mar de chapas con moldes repetidos inundan ahora nuestros puertos. Eres el testigo vivo de ese legado marítimo que durante siglos puso a la comunidad vasca en el mapa. Todavía recuerdo con martillo en mano, golpeando borda y cubierta, a Ignacio Olaciregui, excelente maestro carpintero de ribera  de Hondarribia, enseñando al difunto inspector marítimo Miguel Angel Alcorta, cuya experiencia con este material era incipiente,  tu robustez,  gritando en cubierta “Nos moriremos nosotros y éste barco seguirá a flote!” Ante nuestros ojos incrédulos y corazón en puño. 

Ahora somos conscientes que para ello, como todo barco de madera,  el mantenimiento diario y continuo, es inagotable. Hay que cuidarte para que nos cuides y esto requiere de una labor infinita, que no solo precisa de amor, sino de manos expertas, conocimiento profundo y una habilidad que se va construyendo con la filosofía “conoce tu barco”. Está claro que tu antigua familia armadora tenía otras preferencias para que el negocio pesquero pudiera llegar a buen puerto.  Y pudo así construir el MATER BI, tu hermano mayor, de chapa, con algún metro más de eslora y todavía hoy faenando en Getaria. 

En cambio, tú cambiaste de rumbo radicalmente. No íbamos a permitir que te hundieras en el fondo marino como tantos otros. Desguazarte,  convertirte en chatarra, que desaparecieras por el único y loable hecho de finalizar tus años pesqueros.  Y nos conocimos, fue un flechazo, un entender que las cosas pasan por algo, eras la pieza que nos faltaba, ese instrumento de unión y transformación que estábamos buscando. Joxe Mari, Paulo, Divina, Mari Carmen…  toda tu antigua familia armadora se ilusionó también. ¡Podías seguir a flote! Y empezó la lucha, ya no contra el chapapote, que también te tocó en años atrás, sino la que es más grande que una marea negra del Prestige, la difícil burocracia. 

Ahí aprendimos a  luchar por un sueño, a que hay que esforzarse al máximo, ser constantes y a no perder la esperanza por muy pequeña que seas, aunque vayas contracorriente. Y al fin, tras muchos años, por fin te vemos así de guapa, nuestra bonitera convertida en toda una dama multicolor que regala esperanza de que, efectivamente, podemos cambiar las cosas, los destinos, nuestro  futuro antropogénico. Y lo podemos hacer juntas, a bordo de una ilusión, juntando nuestros pequeños pero valiosos gestos, todas las personas unidas con la esperanza de construir un nuevo rumbo a este, nuestro planeta, nuestro único hogar.  Por eso, en este, tu 31 cumpleaños, parece que el regalo más hermoso nos lo has dado tú, MATER, y por ello, ahora y siempre ZORIONAK ETA ESKERRIK ASKO MATER! Urte askotarako!