La biodiversidad es el motor biológico que mantiene en marcha la gran red de la vida de la que dependemos: regula el clima, depura el agua, poliniza cultivos y produce oxígeno. Millones de especies —desde las invisibles bacterias hasta las majestuosas ballenas— forman una red de interdependencias tejida durante millones de años de evolución.

Biodiversidad: el latido vivo de nuestra casa

Hoy, esta red  se encuentra bajo una presión sin precedentes. En la actualidad, estamos padeciendo la 6ª extinción masiva de biodiversidad del planeta, siendo la 5ª la que aconteció la extinción de los dinosaurios de la faz de la tierra. Estudios recientes alertan de que el ritmo de extinción actual es de 100 a 1.000 veces superior al natural, impulsado por la actividad humana y agravado por el cambio climático. La pérdida de biodiversidad debilita la resiliencia de los ecosistemas, haciéndolos más vulnerables a plagas, sequías e inundaciones.

Pero la ciencia también nos muestra un mensaje de esperanza: proteger hábitats, restaurar ecosistemas y reducir las emisiones tiene un impacto real y medible. Cada especie preservada, cada entorno natural recuperado y cada bosque regenerado aumenta la capacidad del planeta para sostener la vida.

Desde MATER, en compañía del latido azul del Cantábrico, esta verdad se siente en cada navegación divulgativa. Cuidar la naturaleza no es solo un deber ético; es una inversión directa en nuestra propia supervivencia.

Jaizkibel-Ulia: un laboratorio vivo frente al Cantábrico

A un paso de nuestra cubierta, Jaizkibel y Ulia forman un corredor costero reconocido como Zona de Especial Conservación (ZEC) dentro de la Red Natura 2000, por su papel clave en la conservación de hábitats y especies protegidas.

Sus acantilados albergan comunidades de vegetación atlántica adaptada a la salinidad y al viento. Aquí anidan aves marinas como el cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) y sobrevuelan migratorias que usan este enclave como escala. Se custodian un total de 12 hábitats tanto en los acantilados costeros como en los bosques, haciendo especial énfasis en la protección de la Armeria euscadiensis o el Halcón peregrino (Falco peregrinus).

La ciencia lo deja claro: la conectividad ecológica de espacios como Jaizkibel-Ulia es esencial para mantener poblaciones saludables y resilientes frente a presiones como el cambio climático o la pérdida de hábitat.

23.ª edición de KOSTALDEA IKERTZEN (AZTERKOSTA): más de 20 años cuidando nuestra costa

Desde hace más de dos décadas, MATER realiza el seguimiento de las calas de Jaizkibel-Ulia, recogiendo datos sobre la calidad del agua, la contaminación de la misma por basuras marinas e identificando especies autóctonas, migratorias e invasoras. Todo ello para generar y compartir conocimiento y fomentar el respeto por la mar. KOSTALDEA IKERTZEN es mucho más que un programa de investigación y conservación del patrimonio natural: es un puente entre la ciencia y la ciudadanía, una forma de convertir la costa en un aula abierta donde aprender a valorar y proteger lo que tenemos.

A través de estas actividades generamos datos sobre el estado de nuestra preciada costa haciendo uso de la ciencia ciudadana, que compartimos con el Gobierno Vasco y el MITECO a través de plataformas de ciencia ciudadana AZTERTU, MARNOBA u OBSERVADORES DEL MAR para aportar nuestro grano de arena en el seguimiento ambiental de Jaizkibel-Ulia. 

¿Qué vamos a hacer y ver? Ciencia y maravillas del litoral

Nuestra travesía nos llevará a descubrir formaciones geológicas únicas, como las enigmáticas paramoudras de Erentzin: columnas y nódulos de sílex formados en fondos marinos hace millones de años, testigos silenciosos de antiguos océanos.

En Azabaratza veremos el llamado “mar de poliespán”, un fenómeno preocupante que revela cómo la basura marina, fragmentada por el sol y el oleaje, se acumula en ciertas zonas, recordándonos la urgencia de reducir el uso de plásticos.

En lo alto, planeando sobre los acantilados, el buitre leonado (Gyps fulvus) buscará las corrientes térmicas que le permiten recorrer kilómetros sin batir sus alas. Y más cerca de tierra, descubriremos especies endémicas que solo viven en este rincón del mundo, adaptadas a condiciones muy específicas de salinidad y viento.

No solo observaremos, mediremos: temperatura, PH, salinidad, fosfatos, nitritos, O2… Por ejemplo, con instrumentos como el refractómetro, analizaremos la salinidad del agua para comprender mejor cómo varía este parámetro vital para la vida marina y cómo los cambios climáticos y humanos pueden alterarlo.

Uniendo fuerzas

Este año, el ciclo Analizando la Costa nos invita a recorrer algunos de los rincones más fascinantes y diversos del litoral guipuzcoano. El viaje arranca en Erentzin el 20 de septiembre (9:00-14:00) y continúa al día siguiente en Artzu (21 de septiembre, 9:30-14:00). Cerraremos el mes en Alabortza el 28 de septiembre (10:00-13:00), para después adentrarnos en Murgita el 5 de octubre (10:00-14:00). Ya en otoño avanzado, exploraremos el fenómeno del “punto negro de poliespán” en Azabaratza el 8 de noviembre (9:00-14:00) y concluiremos la temporada en Asturiaga el 23 de noviembre (10:00-13:00). Cada ecoactividad será una oportunidad para observar la biodiversidad, recoger basuras marinas, medir parámetros del agua y comprender, con las explicaciones de la guía de MATER, cómo la ciencia y el amor por la naturaleza pueden reconfortarnos y hacernos sentir Itsas Zaindaris. 

Durante esta edición contaremos con la colaboración del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco y entidades amigas como Surfrider, Recicla-Birziklatu, Ecolimpieza Ciudadana y  Kaebnai Elkartea a las que queremos agradecer de corazón su apoyo e implicación que siempre nos enriquecen.