La biodiversidad es nuestro mayor tesoro. Así lo afirman la mayoría de las personas científicas, pero a nuestra  sociedad de hoy le cuesta creérselo,  no lo terminamos de entender. Con  valores tan arraigados a lo material, alejados del mundo natural, nuestro desconocimiento y falta de empatía nos hace cómplices de la pérdida de este tesoro incomprendido.

Miles de millones de especies han creado durante millones de años las condiciones de vida que posibilitan que el ser humano pueda gozar de su existencia. Sí, somos totalmente eco-dependientes, no lo olvidemos, seguimos necesitando respirar, alimentarnos y descansar bajo esas condiciones que nos facilitan los “otros” seres vivos. Pero ¿Quiénes son? ¿Cómo lo hacen? ¿Qué posibilita que lo puedan hacer? Nuestro conocimiento en estos temas tan complejos como es la biodiversidad y sus infinitas relaciones nos ayudan a respetar, mantener y conservar  estas condiciones, que en última instancia nos permiten sobrevivir como especie. Por tanto, ya sólo desde un punto de vista egoísta, puede ser interesante su conocimiento.

¿Pero y si hablamos de futuro? ¿Qué  guardan estas especies como llave maestra para el desconocido futuro? Precisamente adaptaciones verdaderamente ejemplares a tan dispares condiciones de vida que han ido sucediendo a lo largo de los años son la clave, más ahora en estos tiempos cuando se habla tanto de la necesidad de resiliencia. ¡Estas especies sí que saben de eso! Qué interesante sería aprender de ellas para poder adaptarnos a estas condiciones cambiantes que parece nos va a tocar vivir bajo el calentamiento global. Tenemos mucho por hacer y no solo a nivel científico. En el ámbito marino, esta inmensidad que ocupa más de dos tercios de la superficie de nuestro maravilloso planeta Tierra, sólo se ha estudiado un 10% de sus valiosos ecosistemas. A nivel de sociedad en general, urge valorar y respetar este legado, para lo cual es imprescindible conocerlo primero.

Y mira que suerte, que todavía nos queda algo muy dentro de nuestro antiguo vínculo con lo natural. Nuestro cerebro todavía segrega la hormona de la felicidad cuando estamos en la naturaleza, es nuestro origen, son nuestras raíces y por eso, es nuestra terapia más económica para encontrar ese bienestar y calma tan necesaria en esta agitada forma de vida que llevamos. 

Desde MATER queremos invitaros una y mil veces a que os adentréis en este maravilloso mundo natural, conociéndolo, amándolo y reforzando ese vínculo que forma parte  de nuestro ser más profundo. Por nuestra parte seguiremos creando fórmulas para acercaros ese mundo natural: Desde ahora, con la ayuda  de una pequeña  guía sobre la Biodiversidad Costera de Jaizkibel-Ulia que hemos creado con la colaboración de muchas personas enamoradas de esta naturaleza y a las que agradecemos infinitamente su tiempo y esfuerzo; y siempre, con la creación de experiencia para conocer, amar y conservar  nuestra querida mar como en la programación especial que hemos diseñado para esta Semana Santa 2021.

Izaskun Suberbiola